Teoría del Conflicto: clases sociales en Dahrendorf y Giddens

viernes, 13 de junio de 2008

Procedencia: Argentina.
Apellido y nombre del autor: Bey, Facundo.
Institución a la que pertence: Facultad de Ciencias Sociales - UBA.
Carrera: Ciencia Política.
Contexto de la producción del trabajo: Extracto de T.P. (Teoría Sociológica)

Clases sociales en Dahrendorf y Giddens

Cambio social y clase social

A lo largo del desarrollo del pensamiento sociológico, el estudio del cambio social ha desplegado esquemas y teorías basadas en el rol preeminente que desempeña el conflicto social en su dinámica. Según coinciden concurrentemente Dahrendorf y Giddens, el origen del enfoque teórico conflicitvista aparece históricamente en las fases iniciales de la industrialización y teóricamente expresado en el pensamiento sociológico marxiano[1]. Con objetivos exclusivamente relacionados con este trabajo, podemos reducir esta perspectiva cual la que comprende a la historia como producto de la lucha de clases, dada la desigualdad fundamental en la propiedad de los medios de producción, y donde la propiedad de los mismos define la pertenencia a alguna de las dos clases antagónicas existentes en la sociedad capitalista: proletariado y burguesía.

Ambos citados autores, coinciden en que el esquema marxiano puede llegar a ser mayormente satisfactorio en cuanto se aplique heurísticamente a sociedades de la industrialización temprana. Pero en las sociedades industrializadas neo-capitalistas, aparecen nuevos elementos sociales que hacen necesaria la reformulación del concepto de clase social desde las situaciones sociales vigentes. Aunque el neocapitalismo es heredero del capitalismo, constituye una realidad distinta del segundo. En principio, se trata de un orden económico diferente con estructuras sociales más complejizadas. En la segunda mitad del S. XX, es difícilmente posible, entonces, que al pensar la sociedad, se haga más o menos evidente concebirla como el lugar donde se enfrentan la burguesía y el proletariado; la realidad social se ha complejizado muy a pesar de las precisiones teóricas de las primeras apreciaciones respecto al conflicto social: este es el punto de partida de Giddens y Dahrendorf.

Dahrendorf: el enfoque conflictivista de la sociología

Ralph Dahrendorf, comienza Las clases sociales y su conflicto en la sociedad industrial, partiendo de un análisis de la obra de Marx, evaluando sus contribuciones a la teoría del conflicto social y de las clases, y señalando las críticas que le merecen las consideraciones marxianas. “El propósito de arrojar simplemente por la borda la “teoría de Marx” o de aceptarla íntegramente ha dominado durante demasiado tiempo toda discusión en ciencia social”[2]. Dahrendorf se sumará a esa empresa exclusivamente para disolverla: entiende bien que ignorar a Marx sería cómodo, frívolo, e ingenuo, teniendo en cuenta que su aporte es la primera formulación en torno a una teoría de las clases sociales y el conflicto social, del mismo modo que resultaría funesto aceptar a Marx toto coelo, encadenando a la ciencia social al dogmatismo y censurando su carácter ecléctico y pragmático[3].

En el análisis de Marx, los conflictos sociales, permanentes e inherentes al funcionamiento de la sociedad, oponen a dos grupos únicos con intereses totalmente opuestos: proletariado y burguesía.

Ahora bien, cuando Dahrendorf expresa que Marx redujo todos los conflictos sociales a conflictos de clase y que esto representa una simplificación extrema, no hace más que seguir su propia premisa inicial: “Cuando (…) la vinculación exclusiva del concepto de clases a situaciones económicas (…) se manifieste como una “traba”, como un principio teorético infructuoso, será eliminado (...)[4], para poder llegar a su posterior reformulación del concepto de clase: “Nos interesa la teoría de clases como instrumento sociológico, para lo que, en principio, la teoría marxista de las clases es indiferente y sólo interesante como fondo histórico (…)[5].

En Dahrendorf, serán clases, las fuerzas actuantes en los conflictos sociales, “organismos sociales” empíricamente obtenibles y diferenciables[6]. Como dijimos antes, Marx concibe la propiedad de los medios de producción como el origen de las clases sociales y de los conflictos de clase[7]. Pero Dahrendorf reconoce que la propiedad de los medios de producción y la pertenencia a una clase social, pueden ir disociados en las sociedades del capitalismo contemporáneo[8]. De hecho, el control de los medios económicos de producción constituye un caso particular de las relaciones generales de dominio. Según este esquema, un empresario y un asalariado miembros del mismo club deportivo, en el que poseen el mismo grado de autoridad, pertenecerían a la misma clase social situacionalmente. En última instancia, lo que determina el conflicto no es la propiedad legal, sino el control real[9] de los medios de producción -particularmente- en mano de burócratas sin propiedad alguna. De esta manera, Dahrendorf va a desplazar el análisis de la realidad económica de la propiedad a la realidad vinculada al sistema de poder[10].

Así es como Dahrendorf sugiere que el quid estructural del conflicto social es la desigual distribución de la autoridad entre personas y grupos de la sociedad. El autor piensa que la distribución de la autoridad es, además de radicalmente desigual, dicotómica, existiendo incluso el estado de privación absoluta de ella[11]. El conflicto social se explicaría, entonces, a partir de la dualidad extrema de sus oponentes; las estructuras de autoridad constituyen la causa determinante de la constitución de clase y de los conflictos de clase[12].

En adelante, conflicto social y clase social irán de la mano pero –como venimos desarrollando- de un modo diferente al que encontramos en la teoría marxista de clases[13]. Para poder indagar acerca del conflicto social y orientar una relación significativa con la existencia de clases sociales, Dahrendorf acentuará la presencia de grupos de interés en la sociedad. Los caracteriza a éstos como agrupaciones que poseen una organización, un programa de acción e intereses definidos, es decir, con iguales directrices conscientes de conducta (intereses manifiestos). Por otro lado, se presentarán los cuasi-grupos. Claramente distintos de los primeros, serán subgrupos que comparten intereses –latentes- derivados de una situación común de sus constituyentes elementales, sin que estos tengan necesariamente conciencia de ello (vecinos, colectividades, clubes sociales, centros culturales, estudiantes, etc.)[14]. Todos los conflictos serán, pues, conflictos de autoridad: choques entre grupos de intereses, uno de los cuales defiende cada uno de los elementos de lo existente o su combinación -status quo-, mientras que el otro exige su modificación[15]. Sindicatos, partidos políticos, movimientos sociales, serán ejemplos de los grupos de interés, quienes desencadenarán el conflicto al concretar las razones de las contradicciones y radicalizar la acción de los subgrupos[16].

Los conflictos que sucedan, permanecerán regulados –porque jamás podrán desaparecer- por medio de instituciones sociales de contención cuando a) los grupos de interés tengan la posibilidad de organizarse, b) los conflictos existentes permanezcan disociados y c) cuando la posibilidad de movilidad social en la estructura de clases exista de forma efectiva. Bajo estas condiciones, la conflictividad, su intensidad y violencia, será canalizada impidiendo que sea destructiva para la sociedad misma[17]. La distribución diferencial de los puestos de autoridad estará determinando cambios en las estructuras sociales[18], pero cuanto mayor sea el ámbito de los intereses en pugna, para cuyo conflicto haya previsto la sociedad medidas rígidas con fuerza coactiva efectiva, tanto más suaves serán las formas en que se manifieste el conflicto entre clases[19].

La importancia metodológica del concepto de clase social que propone Dahrendorf basado en la autoridad, en cuanto instrumento sociológico, radica en la aplicación práctica de la teoría de clases en ámbitos empíricos concretos, permitiéndonos reconocer una pluralidad indeterminada de clases, de modo que podamos identificar dominantes y dominados en cualquier asociación (situación estructural) que posea una mínima distribución de la autoridad[20].

Giddens: clases sociales y sociedades avanzadas

Por su parte, Anthony Giddens también tomará partido por los problemas teoréticos de la estratificación y las clases sociales, reconociendo la vigencia de tales temas para una sociología a la que considera en estado crítico, históricamente convulsionada y teóricamente insolvente[21]. Partiendo de esto, en La estructura de clases de las sociedades avanzadas realizará un análisis de la estructura social y efectuará constantes referencias a las formas teóricas dominantes, clásicas y contemporáneas, para rever las consecuencias de los fundamentos ideológicos de la sociología en el desarrollo teórico actual sobre el problema de la estructura de clases y explicar la necesidad de replantearse el concepto de clase social al interior de las llamadas sociedades avanzadas.

En primer lugar, ejecutará un ejercicio conocido: revisará la postura de los clásicos frente a estos problemas teoréticos y evaluará su fecundidad. Para no caer en repeticiones innecesarias en lo que al pensamiento marxiano respecta, diremos que Giddens, de camino a su propia conceptualización, enfrentará la visión de la sociedad como el escenario de la lucha entre clases que detentan intereses antagónicos, con el concepto de clase weberiano tributario de un sistema de clases pluralista. En ambas concepciones hallará limitaciones notables.

En Marx encontrará una debilidad teórica fundamental para reconocer la existencia de clases medias a través de la interpretación dicotómica de la realidad social. Cabe aclarar que para Giddens el abandono del modelo dicotómico no equivale a renunciar al conflicto de clases, que como tal es endémico en la sociedad capitalista contemporánea. Recordemos que para este autor, todos los que participan en el proceso de intercambio se encuentran en conflicto de intereses entre sí para acceder a los escasos beneficios[22].

La alternativa weberiana tampoco logrará ser satisfactoria in toto; en pocas palabras, según Weber, la clase social está formada por un conjunto de individuos que se encuentran ubicados dentro de una situación de clase. La clase social es concebida como un conjunto de posibilidades y capacidades que tienen los individuos frente al mercado y frente a su prestigio personal: esto dos últimos factores son los que definen la situación de clase de los mismos[23]. Giddens apuntará que la noción weberiana presenta elementos irresueltos respecto de las relaciones entre la formulación general de la situación de clase, las tipologías de clases propietarias (Besitzklassen) y clases adquisitivas o lucrativas (Erwerbklassen), y las clases sociales. Del mismo modo, el carácter situacional de las “posiciones de clase” va a dar como resultado un número de clases irreducible e inmanejable “como para explicar los componentes principales de la estructura social y del proceso de cambio social”[24].

Tras evaluar la exposición teórica de Marx y Weber, Giddens hará una breve referencia a las críticas realizadas a ambos por Aron, Dahrendorf y Ossowski, considerando finalmente a estas como insuficientes y parciales ya que mantienen -a su juicio- la misma incapacidad explicativa de la realidad social que las primitivas[25].

El autor realizará un replanteamiento conceptual -siguiendo tanto a Marx como a Weber para ello- en torno al mercado capitalista y a la capacidad de mercado de los individuos[26], que posteriormente empleará a lo largo de su trabajo[27], y siguiendo esos mismos conceptos desarrollados, desembocará en su conclusión[28] y punto de partida para la confección de una nueva teoría de la estructuración de las relaciones de clases: “El problema (...) no estriba en reconocer la diversidad de las relaciones y conflictos creados por el mercado capitalista como tal, sino en llevar a cabo la transición teórica de dichas relaciones y conflictos a la identificación de las clases como formas estructurales”[29]. Es necesario “llamar la atención sobre los modos en que las relaciones económicas se transforman en estructuras sociales no económicas”[30]. Es imprescindible abandonar la identificación del concepto de clase con las divisiones e intereses que genera el mercado. Así, “aun cuando pueda existir una multiplicidad indefinida de intereses intersectoriales engendrados por las diferentes capacidades del mercado, sólo existe, en una sociedad dada, un número limitado de clases”[31]. Lo que sin duda -para Giddens-, significa la posibilidad de dar cuenta de los componentes de la estructura social y del proceso de cambio social, superando los problemas teóricos anteriores.

Se hace ineludible, entonces, desambiguar el concepto de clase de su dimensión económica. En principio, una clase para Giddens es un “agregado en gran escala de individuos compuesto por relaciones definidas impersonalmente y nominalmente abierto en su forma”[32]. Para complementar esta definición, Giddens se servirá, en adelante, de la noción weberiana de clase social: un conjunto de situaciones de clase vinculadas entre sí por el hecho de que encierran posibilidades comunes de movilidad bien dentro de la profesión de los individuos o a través de las generaciones[33]. A partir de aquí, estructuración de clases, conflicto social, y movilidad social, serán una tríada inseparable en la teoría de clases de Giddens.

El autor, distingue dos tipos de estructuración de clases: la estructuración mediata y la estructuración inmediata.[34]

La estructuración mediata se refiere a los factores que intervienen entre la existencia de unas cualidades de mercado dadas y la formación de clases como grupos sociales identificables, operando las últimas como formas de relación “total” entre el mercado y los sistemas estructurados de relación de clase. La estructuración mediata pone en relación directa las capacidades de mercado[35], con las posibilidades de movilidad social. Mientras más cerradas sean las clases, mayores las posibilidades de estructuración. Por eso Giddens afirma que, la estructuración de clases se ve facilitada “en la medida en que el cierre de la movilidad existe en relación a cualquier forma específica de capacidad de mercado”[36].

En la estructuración inmediata, por su parte, existen tres fuentes de estructuración relacionadas: la división del trabajo, el sistema de autoridad y la influencia de grupos de consumo. La división del trabajo facilita la formación clases al crear grupos homogéneos. Al mismo tiempo, la influencia de la técnica industrial crea una separación decisiva entre trabajadores manuales y no-manuales.

Este efecto, se superpone con la influencia de la estructuración mediata a través de la distribución desigual de las posibilidades de movilidad y es, a su vez, reforzado en la medida en que el sistema de autoridad típico de la empresa, a través de las normas de autoridad, separa a los trabajadores de cuello blanco de los trabajadores manuales. En el ámbito jerárquico, los factores de control y propiedad -que había introducido Dahrendorf- son útiles para visualizar una diferenciación en las cúpulas entre clase alta y media.

Por último, aparece la influencia de los denominados grupos distributivos, entendidos como aquellos que se producen a partir de relaciones que entrañan formas comunes de consumo de determinados bienes o servicios. Estos grupos, son importantes en la medida que se relacionan con los factores antes citados, de forma tal que refuercen las separaciones típicas entre las formas de capacidad de mercado. “Los grupos distributivos más significativos son, (...) aquellos formados a través de la tendencia a la segregación por comunidades o barrios”[37].

En síntesis, el primer proceso de estructuración especifica la forma en que se estructuran las definiciones y localizaciones de clase. Mientras que el segundo, define e impone un límite a dichas localizaciones. La combinación de ambos tipos de estructuración da lugar al sistema de estratificación triple en la sociedad capitalista.[38]

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[1] Dahrendorf, R., El concepto de clase y la teoría de las clases como instrumentos de análisis sociológico en Las clases sociales y su conflicto en la sociedad industrial (1979); Giddens A., La estructura de clases en las sociedades avanzadas, Introducción (1983).
[2] Dahrendorf R., op. cit., p. 160.
[3] Cfr. Ibíd., pp. 160-161.
[4] Ibíd., op. cit., p. 162.
[5] Ibíd., op. cit., p. 161.
[6] Ibíd., op. cit., p. 201.
[7] Ibíd., op. cit., pp. 179-180.
[8] “(...) esta vinculación del concepto de clase a la tenencia o carencia de propiedad privada movilizada, hace que esta teoría de las clases sea sólo aplicable a un período, relativamente corto, de la historia social europea.” Ibíd., op. cit., p. 180.
[9] Ibíd., op. cit., p. 180.
[10] “Una de las tesis centrales del presente trabajo la constituye la posibilidad de tal superación, al sustituirse la posesión o carencia de propiedad privada por la participación o exclusión de puestos de dominación como criterio determinante de la constitución de clases.”, Ibíd., op. cit., p. 180.
[11] Ibíd., op. cit., p. 261 (2A).
[12] Cfr., Ibíd., op. cit., p. 180.
[13] Ibíd., op. cit., p. 179.
[14] Ibíd., op. cit., p. 260-261.
[15] Ibíd., op. cit., p. 254 (1).
[16] Ibíd., op. cit., p. 254.
[17] Ibíd., op. cit., p. 255.
[18] Ibíd., op. cit., p. 256.
[19] Ibíd., op. cit., pp. 255-256.
[20] A. Giddens -crítico de Dahrendorf- dirá: “(...) el empleo por Dahrendorf de la posesión o exclusión de la autoridad, aunque intrínsicamente constituye un modelo simple, produce un número potencialmente casi infinito de clases cuando se aplica a cualquier sociedad existente”. Giddens, A., op. cit., p. 114.
[21] Ibíd., op. cit., pp. 12-13.
[22] Ibíd., op. cit., pp. 114 y 117.
[23] Cfr. Azuara Pérez, L., Sociología, pp. 87-88, Editorial Porrúa, México, 1991.
[24] Giddens, A., op. cit., pp. 114-115 y 118.
[25] Ibíd., op. cit., pp. 114-119.
[26] En pocas palabras, entiende Giddens por mercado: un sistema de relaciones económicas que se basa en la fuerza de negociación de relativa de los diferentes grupos de individuos y por capacidad de mercado: todas las formas de atributos relevantes que los individuos pueden aportar a la negociación.
[27] Ibíd., op. cit., pp. 115-118.
[28] “Los principales problemas de la teoría de las clases (...) no se refieren tanto a la naturaleza y aplicación del propio concepto de clase, como (...) [a la] estructuración de las relaciones de clase”. Ibíd., op. cit., p. 119.
[29] Ibíd., op. cit., p. 118.
[30] Ibíd., op. cit., p. 119.
[31] Ibíd., op. cit., pp. 119-120.
[32] Ibíd., op. cit., p. 113.
[33] “La noción de clase social es importante porque introduce un tema unificador dentro de la diversidad de las relaciones de clase que pueden derivarse de la identificación que hace Weber de la “situación de clase” con la “posición en el mercado”. Si la última se aplica estrictamente, es posible distinguir una multiplicidad casi infinita de situaciones de clase. Pero una, “clase social” existe sólo cuando estas situaciones de clase se unifican de forma tal que crean un nexo común de intercambio social entre los individuos.” Ibíd., op. cit., Cap. 2.
[34] Ibíd., op. cit., pp. 121-124.
[35] Las tres clases de capacidad de mercado son: a) la posesión de propiedad sobre los medios de producción; b) la posesión de calificación educativa o técnicas; y c) la posesión de fuerza de trabajo manual. En la medida que en las sociedades capitalistas cada una de esas capacidades de mercado se vincula a la existencia de un grupo social particular, la estructura de clases en éstas tiende hacia la consolidación de un sistema genérico compuesto de tres clases: alta, media y baja u obrera. Ibíd., op. cit., pp. 121-122.
[36] Ibíd., op. cit., p. 121.
[37] Ibíd., op. cit., p. 124.
[38] Ibíd., op. cit., p. 124.

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2 Comments:

Anónimo said...
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Facundo Bey said...
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